El jefe de gobierno porteño aseguró que debe haber un proyecto de país "que se sostenga en el tiempo". Pero advirtió que "un consenso nunca es con todos" porque el kirchnerismo "no tiene vocación de diálogo". También afirmó que su candidatura "no depende de lo que haga Macri".
Por Ramiro Melucci
“Soy fanático de Mar del Plata. Conozco Mar del Plata más que Buenos Aires”, dice Horacio Rodríguez Larreta tras el saludo cordial. Es miércoles y en Buenos Aires parece anticiparse la primavera. Aunque la moderna sede del gobierno porteño está en Uspallata 3160, su principal morador decide convocar en el antiguo Palacio Municipal de Bolívar 1, donde funciona el Ministerio de Salud. Su ubicación, a pasos de la Plaza de Mayo, lo vuelve un lugar de frecuentes reuniones políticas. Quizás por eso también se los ve saliendo de otras oficinas al jefe de Gabinete, Felipe Miguel, y al ministro de Justicia y Seguridad, Marcelo D’Alessandro.
Apenas ingresa a la sobria oficina prevista para la entrevista, el jefe de gobierno se sienta, apoya sobre la mesa su celular con sticker racinguista y, sin demasiados preámbulos, se dispone al diálogo mano a mano con LA CAPITAL, en una de las primeras notas que concede después del atentado contra Cristina Kirchner.
Desde la primera respuesta marca la necesidad de “terminar con la grieta”, pero no tarda en advertir que “el consenso nunca es con todos” y en alejar la posibilidad de un acuerdo con el kirchnerismo. Su candidatura presidencial sobrevuela toda la charla. También las diferencias en Juntos por el Cambio, sobre todo dentro del PRO.
–¿Qué sintió cuando vio las imágenes del arma apuntando a la vicepresidenta?
–Una enorme preocupación por el hecho de que en la Argentina pueda suceder una situación como esa. Una enorme preocupación de lo que eso podía llegar a generar o disparar en la sociedad y en la clase dirigente. Y mi preocupación de que una situación como esta pudiera profundizar la grieta, las diferencias, las antinomias, las agresiones, se fue confirmando a lo largo de las horas. Estoy convencido de que la única manera de salir adelante es terminando con la grieta. Que pueda haber acuerdos y un proyecto de país que sostengamos en el tiempo. Y situaciones como estas, dada la reacción que hubo después, nos aleja de eso. Nos aleja en el corto plazo. Yo tengo la plena convicción de poder trabajar por un consenso que nunca es con todos. La verdad que con el kirchnerismo no veo un espacio de acuerdo. Justamente, ante una situación tan crítica y dramática como la que vivimos, reaccionó profundizando las diferencias. Era una oportunidad única para la unidad.
–¿Considera que fue solo responsabilidad del kirchnerismo?
–Quienes conducen el país tienen una responsabilidad mayor. La conducción te da responsabilidad. Y acá la presidencia es del kirchnerismo. En las primeras reacciones, la mayoría de los dirigentes de la oposición, entre los que me incluyo, fueron de repudio. Claro y contundente. Y las palabras del Presidente, a las pocas horas, ya mostraron que no estaba en esa dirección. Mostraron la profundización de las diferencias en un momento en que tenía la oportunidad histórica de ayudar en la unidad. Con lo cual, le respondo que sí, la gran responsabilidad en la reacción es del kirchnerismo.
–¿El discurso de Alberto Fernández en cadena nacional fue el punto de partida de la profundización de las diferencias?
Sí, fue el punto de partida. Es el presidente de la Nación, no es una voz más. Es la voz del presidente de la Nación usando la cadena nacional, cuando la mayoría de las declaraciones de nuestros dirigentes habían sido de repudio.
–¿El mensaje del Presidente excluyó a la oposición?
–Desde el primer momento, exactamente. No solo excluyó a la oposición, sino que empezó a generar lo que después vimos exacerbado por otros, que es, casi diría, lo de fijar responsabilidades en la oposición, en la prensa y en la Justicia. Era la oportunidad para un gesto de grandeza y de unidad. Y lo que vimos fue un gesto de partidización y pequeñez.
–El Gobierno habla ahora de un llamado al diálogo.
–Es un gobierno que lleva dos años y ocho meses sin haber mostrado ninguna vocación de diálogo. Y lo digo yo con la autoridad de que cuando fui convocado al principio del covid siempre estuve a disposición de la coordinación. No tengo ninguna duda de que mi responsabilidad en ese momento era buscar la coordinación con el Gobierno nacional y con la Provincia, que es mi vecina. Pero a partir de eso el Gobierno nunca buscó el consenso, nunca buscó diálogo. Incluso miren la paradoja: cuando apoyamos el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, hubo una división entre ellos mismos. Ni siquiera cuando tuvimos predisposición para el diálogo pudimos dialogar con el Gobierno, porque estaban peleados entre ellos.
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en una de sus primeras entrevistas tras el atentado a Cristina Kirchner.
–¿Considera que, para el esclarecimiento del atentado, también es importante determinar responsabilidades políticas por la forma en que actuó la custodia?
–El esclarecimiento del hecho requiere una investigación que conduce la Justicia. No que tengamos que estar opinando políticamente sobre eso. La Justicia tiene que conducir la investigación y aclarar los hechos lo más rápido posible. Después, las responsabilidades políticas son otra cosa y el Presidente evalúa a quién tiene que poner en su equipo y a quién no. El esclarecimiento no es político, es judicial.
–Una de las reacciones fue la de José Mayans, que pidió frenar el juicio de Vialidad. ¿Cómo lo tomó?
–Fue peor que eso, fue extorsivo. Porque dijo, como amenazando, que si no se frena el juicio no va a haber paz social. ¿Qué significa eso? Es una extorsión, una patoteada. La Justicia tiene que actuar de forma independiente. Más allá de la gravedad de lo que sucedió y del repudio que todos hicimos de lo que sucedió, la Justicia tiene que seguir actuando de forma independiente. No tiene nada que ver una cosa con la otra. Y mucho menos puede hacerse eco de la patoteada de Mayans. Que además es jefe de bloque, por lo que tiene una responsabilidad adicional. Fue una gran irresponsabilidad.
“Era la oportunidad para un gesto de grandeza y de unidad. Y lo que vimos fue un gesto de partidización y pequeñez”.
–¿No hay nada que discutir a nivel legislativo sobre los “discursos de odio”?
No. Primero, es una ley contra la libertad de expresión. Y segundo, es otra maniobra de distracción del Gobierno para sacar el foco de la gravedad de los problemas que hoy sufrimos los argentinos, que es que la leche, el pan, las carnes, las verduras aumentan todos los días. Cada día que vamos al supermercado vemos precios más altos. Eso es lo que nos preocupa. La inseguridad en algunas zonas del país. A mí me preocupa muchísimo. Un país con un 40% de pobreza. Esos son los problemas que hoy sufrimos los argentinos. Cualquier otra cosa son maniobras de distracción para mirar para otro lado.
–La reacción de Juntos por el Cambio no fue muy homogénea. Algunos se fueron del recinto de Diputados, otros se quedaron. Algunos dijeron una cosa, otros dijeron otra.
–La primera reacción de todos los dirigentes fue de repudio contundente al hecho. En eso no hubo mayores fisuras. O por lo menos de casi todos. Fue muy homogénea. No buscamos culpas en otros. Acá hay una Justicia que tiene que investigar. No empezamos a echar culpas y a asignar responsabilidades por todos lados. Eso no lo hicimos. Casi todos repudiamos el hecho como corresponde. Yo fui uno de ellos. Después puede haber habido alguna exposición en el Congreso en particular, pero la posición pública en la misma noche fue de repudio contundente.
–La de Patricia Bullrich no pareció tan contundente.
Casi todos, casi todos. No hablo de cada uno en particular.
–Es la presidenta de uno de los principales partidos de la oposición…
–Todos son importantes. Yo fui muy claro. Me hago cargo de mi reacción.
–Volvió a hablar con Bullrich después de los cruces por el vallado en los alrededores de la casa de Cristina Kirchner?
–Tuvimos un almuerzo de la mesa de conducción del PRO. Lo que tenía que decir se lo dije a ella.
–¿Cómo ve, en general, la situación del país?
–Con mucha preocupación. Con cierta ambivalencia. Porque lo veo con mucha preocupación y con mucha angustia respecto de los argentinos que no llegan a fin de mes, que ahora les aumentan todas las tarifas con el ajuste que se está haciendo; argentinos que no consiguen trabajo, que no tienen un futuro, que no pueden proyectarse. Pero digo ambivalencia porque, por otro lado, mientras más recorro el país más oportunidades veo. Hay mucha gente emprendedora. En Mar del Plata, por ejemplo, el Polo Tecnológico tiene un potencial enorme. Todo lo que creció la gastronomía en Mar del Plata también. Eso atrae más turismo. O el potencial que tiene la pesca, que nunca terminamos de explotar a pleno. Sigue teniendo una participación baja en el producto bruto. Tenemos la superficie marítima dentro de las diez más grandes del mundo, pero no terminamos de ser un país pesquero como podríamos serlo.
La primera aparición pública del alcalde porteño tras el atentado a Cristina Kirchner fue el martes pasado: anunció la recuperación del día de clase perdido por el feriado dispuesto por Alberto Fernández.
–Mencionó el ajuste que se está llevando adelante. ¿El diagnóstico no era que había que hacer un ajuste? ¿No está conforme en cómo se está haciendo?
–Demuestra falta de previsibilidad, falta de plan. Si hacés un ajuste grande es porque no fuiste previendo a lo largo del tiempo las necesidades, los costos de la industria, los de la energía. Y también muestra otra cosa, que es la inflación. Si no tuvieras inflación no necesitarías hacer estos ajustes. Todos los caminos conducen a la inflación. A que se generen desfasajes en el precio de las tarifas y cada tanto tengas que dar saltos como el que se está dando ahora, que para la gente es un mazazo, una sorpresa. Una muestra más de lo nociva que es la inflación para una sociedad. Altera todo. Ahora apareció el tipo de cambio de la soja. Y mañana van a venir de Mar del Plata y van a pedir el tipo de cambio del pescado, no solo para la exportación de materia prima sino también para los productos elaborados. Después va a necesitar un tipo de cambio la papa para la gente de Balcarce, y así no se puede. Todo esto es producto de un país inestable, en el que no nos ponemos de acuerdo en un plan.
“Mi decisión no va a depender de lo que haga nadie más. No depende de otros. No depende de lo que haga Mauricio Macri ni nadie”
–¿Qué es lo que hay que hacer primero?
–Tenemos una primera responsabilidad que es frenar la inflación y estabilizar la Argentina. El mundo necesita alimentos. Con la guerra de Rusia y Ucrania, los alimentos argentinos son más necesarios que nunca. Deberíamos estar exportando el doble del pescado marplatense, el doble de los productos agrícolas de toda la pampa húmeda, el doble de los productos de las economías regionales. Todo eso sería más laburo en la Argentina, y no lo estamos aprovechando porque no hay un plan, no hay una visión. Tenés estas inestabilidades, este tipo de cambio que es un subibaja; así es imposible.
–¿Va a ser candidato a presidente?
–Falta para eso. Tengo vocación de ser parte del equipo que transforme de una vez por todas la Argentina para explotar todas las capacidades productivas que tenemos, la capacidad de nuestra gente.
–¿Es una limitante para su candidatura que Macri también se postule?
–Esa es una decisión de él. Mi decisión no va a depender de lo que haga nadie más. No depende de otros. No depende de lo que haga Mauricio Macri ni nadie.
–Va a ser muy difícil gobernar el país en el próximo período. ¿Ya tiene en mente los planes?
–Estoy trabajando con un equipo grande, multidisciplinario, en el plan para la Argentina. Y además lo estamos haciendo en forma coordinada con los otros partidos que forman Juntos por el Cambio. Tenemos la Fundación Pensar, donde tenemos nuestros equipos, los técnicos que están trabajando en esto. Que laburan en forma coordinada, dialogada, con la Fundación Hannah Arendt de la Coalición Cívica, la Fundación Alem del radicalismo, la fundación del Peronismo Republicano. Estamos trabajando juntos. Tenemos que tener un plan que esté consensuado por todo nuestro espacio.
En la entrevista con LA CAPITAL, Rodríguez Larreta elogió a Guillermo Montenegro y a Diego Santilli. Del intendente dijo que “le ha dado prioridad a lo productivo” y “tiene el cariño de la gente”, mientras que al diputado volvió a respaldarlo en su deseo de gobernar la provincia de Buenos Aires.
“Mar del Plata tiene un potencial fenomenal. Y en eso Guillermo Montenegro ha puesto mucha energía. Además de tener el reconocimiento de la gente. Yo caminé mucho con él por la Peatonal, por la playa. Estuvimos en Güemes, en lugares de mucha circulación de gente, y es un intendente muy querido”, afirmó. “En Mar del Plata se ven ejemplos muy buenos de producción”, agregó.
–¿Cómo definiría a Montenegro?
Primero de todo, como un gran tipo. Eso es lo más importante, Segundo, como un hacedor, un obsesivo del trabajo como yo. Muchas veces, cuando vamos caminando por Mar del Plata, vamos viendo los detalles de la gestión. Los dos tenemos ojos de intendente. Es un tipo súper comprometido con Mar del Plata. Mirá que yo conozco Mar del Plata, pero él la conoce más que yo, lo cual no es poco.
–¿Su hombre para la provincia es Santilli?
–Diego, además de ser de total confianza mía, fue quien ganó la última elección. Está recorriendo la provincia, que tiene mucho potencial. Y de la misma manera que yo a nivel nacional, está trabajando en un plan en detalle para la provincia. Ahí un capítulo central es el de la inseguridad. En el conurbano es terrible. Diego es una de las pocas personas en la Argentina que puede demostrar resultados en términos de seguridad. También hay otros candidatos, como Cristian Ritondo, a quien le tengo mucho aprecio y respeto personal. En algún momento se mencionó
también a Néstor Grindetti, Julio Garro, Diego Valenzuela, intendentes que están haciendo un muy buen trabajo.